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Cómo la Educación Empodera a una Mujer para Escribir el Futuro de su Familia

February 25, 2021

El número de mujeres en México que no sabe leer ni escribir sigue superando al número de hombres que carecen de dichas habilidades de alfabetización. Las mujeres representan el 61% de la población adulta total del país que no sabe leer ni escribir, lo que las pone en una situación de alta vulnerabilidad, sin poder desempeñar un papel activo en sus comunidades y con la incertidumbre sobre el futuro de sus hijos. Por otro lado, el rezago educativo sigue siendo uno de los mayores desafíos que enfrenta México. En el año académico 2016-17, el 15.2 % de los estudiantes de preparatoria abandonaron los estudios.

Write Her Future es una iniciativa diseñada para atender estas problemáticas. De la mano de Proyectos Laubach de Alfabetización en México (PLAMAC), aliado estratégico de ProLiteracy, se ofrecen programas de alfabetización funcional que responden al contexto cultural y a las necesidades de las mujeres participantes. Desde septiembre de 2020, el programa se implementa en tres comunidades rurales del estado de Guanajuato. Las mujeres inscritas en el programa han sido guiadas a través del proceso de continuar su educación primaria, secundaria o preparatoria y así lograr concluir sus estudios y obtener sus certificados.

En El Fraile, una comunidad rural cerca de San Juan, Manuela vive con su esposo y cuatro hijos. A los 39 años, decidió formar parte del programa Write Her Future para obtener su certificado de preparatoria. Cuando era niña, a Manuela le gustaba aprender e ir a la escuela, pero después de la secundaria no pudo seguir, lo cual ha sido una fuente de gran decepción durante estos años.

Por su experiencia, Manuela está convencida de que debe desempeñar un papel activo en la motivación de sus hijos para involucrarlos en un proceso de aprendizaje de largo aliento. Sin embargo, el año pasado, su hijo de 16 años abandonó sus estudios pensando que trabajar era más interesante que seguir estudiando. Como muchos adolescentes que deciden abandonar la escolaridad por una actividad laboral, no quiso inscribirse a la preparatoria, pensó que estudiar era una pérdida de tiempo.

Poco tiempo después, cuando Manuela escuchó sobre Write Her Future y PLAMAC, pensó inmediatamente que era una oportunidad no sólo para finalmente concluir la preparatoria, sino también una forma de motivar a su hijo para retomar sus estudios. Fue así como hicieron un trato para lograrlo juntos. Ella le dijo: “Si demuestro que puedo volver a estudiar, entonces tú me prometes que regresarás a la escuela”.

Cuando su hijo retomó los estudios de preparatoria, triunfante y con un tono desafiante le preguntó: “¿Todavía crees que agarrar un lápiz es más difícil que agarrar una pala?”

Del mismo modo, ahora se sienta con sus hijas para hacer las tareas junto con ellas. Manuela está decidida a hacer todo lo posible y asegurarse de que no se rindan. Cuando sus hijas le preguntaron por qué hacía las tareas ella también, Manuela simplemente respondió: “¡Quiero demostrarles que si yo puedo hacerlo, entonces ustedes pueden hacerlo también!”

La pandemia ha estado acompañada de importantes retos. En respuesta a la crisis sanitaria del COVID-19, PLAMAC adaptó sus materiales educativos para poder ofrecer contenidos de educación digital y así mantener el programa activo e interesante para las estudiantes. Pero para mujeres como Manuela que viven en comunidades rurales de alta precariedad, el acceso a la tecnología e Internet es escaso. Manuela tiene un teléfono celular, internet en casa, pero no cuenta con una computadora.

PLAMAC desarrolló un plan integral de respuesta educativa con el objetivo de evitar interrupciones en la educación. Como resultado, las estudiantes han estado expuestas a recursos digitales y dispositivos de comunicación que no formaban parte de su vida diaria. Manuela comentó que había sido un desafío y agregó que varias mujeres se sintieron abrumadas por la idea de presentar los exámenes en línea. Sin embargo, es una situación que  les ha abierto las puertas al mundo de la alfabetización digital.

“Al comienzo del programa algunas mujeres tenían miedo. Les dije que la única diferencia era que en lugar de tomar un lápiz, ahora aprenderíamos a escribir en una computadora”, dijo Manuela.

Las mujeres se animan mutuamente. Dentro del grupo de participantes existen distintos niveles de alfabetización, y las que cuentan con un nivel más limitado se motivan por las que están más avanzadas.

“Me siento menos avergonzada, porque me dí cuenta de que hay otras mujeres como yo”, dijo Manuela. “Todas podemos ayudar a las demás, aprender juntas y estar mejor preparadas para la vida”.

Y para Manuela, no hay nada más importante en la vida que su familia. A través de la educación, ahora puede estar ahí para apoyarlos, pase lo que pase.

“Los libros están llenos de información y palabras nuevas. Podemos aprender mucho de ellos. Al menos si un día me toca defenderme a mí misma o a uno de mis hijos, entonces sabré qué palabras decir”.


How Education Empowers a Woman to Write Her Family’s Future

ProLiteracy and Lancôme Mexico are partnering to empower women through the Write Her Future initiative.

The number of women in Mexico who cannot read or write continues to outpace the number of men who lack literacy skills. Women account for 61 percent of the country’s total adult population that cannot read or write, leaving them without complete control of their lives, unable to play an active role in their communities, and in fear that their children might suffer.

In addition, 15.2 percent of students drop out of high school, according to data from 2016-17.

Write Her Future Mexico was designed to turn this around by working with longtime ProLiteracy partner Proyectos Laubach de  Alfabetización en México (PLAMAC) to deliver literacy programs to women in three rural regions in the state of Guanajuato. Since September 2020, women enrolled in the program have been guided through the process of continuing their primary or secondary education and obtain certificates upon completion.

In El Fraile, a rural community near San Juan, Manuela lives with her husband and four children. At 39 years old, she is enrolled in the Write Her Future program to earn her high school degree. As a young girl, Manuela enjoyed school and learning but was unable to attend high school—something that has been a longtime source of disappointment.

It is because of this that she was determined to play a key role in motivating her own children to be engaged in lifelong learning. Yet, last year, her oldest son dropped out of high school at age 16 to work at construction sites. He said studying was a waste of time.

So, when Manuela heard about Write Her Future and PLAMAC, for her it was not only as a way to finally earn a high school degree, but it was a way to also encourage her son to return to his studies. They made an agreement to do it together. She told him, “if I demonstrate that I am able to study again, then you will study, as well.”

“Do you still think that grabbing a pencil is more difficult than grabbing a shovel?”

As her son re-engaged in his education she made a point to ask him: “Do you still think that grabbing a pencil is more difficult than grabbing a shovel?”

Likewise, she sits alongside her middle-school-aged daughters to do her homework as they do theirs. She is driven to ensure they do not give up. When her daughters asked her why she was doing the same homework and exercises that they were doing, she simply replied, “I want to show you that if I can do it, then you can do it!”

The pandemic, however, has presented challenges. In response to the COVID-19 crisis, PLAMAC adapted its teaching materials to be able to offer some digital education to keep the program active and engaging. But, for women like Manuela in rural communities, access to technology and internet is scarce. She has a cellphone, internet, but no computer or internet.

PLAMAC developed a comprehensive education response plan with the objective to avoid interruptions in education. As a result, students have been exposed to digital resources and communication devices that were not part of their daily life. Manuela said it was a challenge, and added that several women felt overwhelmed by the idea of taking high school exams online. However, it has also opened doors to the world of digital literacy.

“At the beginning of the program some women were afraid. I told them that the only difference was that instead of grabbing a pencil, now we would learn to type on a computer,” she said

The women encourage each other. There is a range of literacy levels, and those with lower literacy are motivated by those who are more advanced.

“I feel less ashamed, because I noticed that other women are just like me,” Manuela said. “We can all help others, learn together, and be better prepared for life.”

And for Manuela, there’s nothing more important in life than her family. Through education she can now be there for them, no matter what.

“Books are filled with new words and information. We can learn a lot,” she said. “At least if one day I have to defend myself or one of my children, I will know what words to say.”

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